¡CRISTO HA RESUCITADO Y NOSOTROS HEMOS RESUCITADO CON ÉL!

¡¡¡Cristo ha resucitado!!!, es el mensaje del domingo de Pascua. Hoy seguimos escuchando las palabras del ángel a las mujeres que van al sepulcro: “¡No está aquí: ha resucitado!”. Jesucristo no se quedó retenido por la muerte, sino que resucitó, pasó a una nueva existencia, inmortal y gloriosa, desde la que se nos hace presente continuamente, sobre todo en la eucaristía.

Cristo vive y nos anima a seguir con más ánimo nuestro camino cristiano. Ya que si creemos en Jesús como el Hijo de Dios y vivimos como él nos mostró, Dios nos resucitará también a nosotros y llegaremos a la vida eterna. Por eso la resurrección de Jesús cambió el curso de nuestra historia. Cristo ha resucitado y nosotros hemos resucitado con él.

Esta semilla de inmortalidad que late en nuestros corazones nos hace vivir la existencia terrenal con otra esperanza, ya que el horizonte de nuestras vidas no termina con la muerte sino que estamos llamados a vivir eternamente con Cristo en el reino celestial.

Durante cincuenta días celebraremos solemnemente la resurrección de Jesucristo, hasta el domingo de Pentecostés. Cincuenta días que se celebran con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo que se extiende siete semanas.

Hoy escuchamos la aparición del Resucitado a sus discípulos, primero a las mujeres, a María Magdalena, a los apóstoles, a los discípulos de Emaús… Jesús también sigue ‘apareciéndose’ a nosotros, sigue haciéndose presente en medio de nuestra vida, en nuestra celebración litúrgica. Jesús se nos deja ver de tantas maneras, solo que debemos saber mirar con los ojos del corazón para reconocerlo en tantas circunstancias, en tantos acontecimientos, en tantas personas y, claro que sí, también en la eucaristía.

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