Con esta Misa, que se celebra en la tarde del jueves de la Semana Santa, la Iglesia comienza el santo Triduo pascual, y desea conmemorar aquella última cena en la que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, amando hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino, y lo entregó a los apóstoles para que lo tomaran, ordenándoles a ellos y a sus sucesores en el sacerdocio que lo ofrecieran» (Ceremonial de los obispos n. 297).
La celebración de hoy es como unas primeras Vísperas del «tríduum«, vivido litúrgica y espiritualmente como una unidad de tiempo, marcado por las Horas de oración, las Horas Santas, y las convocatorias eclesiales.
«Reunidos, Señor, en asamblea con tu pueblo para celebrar el comienzo de la Pascua solemne, escúchanos clemente; nosotros te pedimos y suplicamos humildemente que, para acercarnos a tu santísima Cena, fatigados por los quehaceres mundanos, y manchados en nuestro cuerpo, nos transformes en familia nueva, purificándonos de todo alimento de maldad, para que, fortalecidos con tu gracia, con el alimento terreno y con el pan celestial, merezcamos llegar a saciarnos en tu banquete eterno«.
Jueves Santo, Oración entre los dípticos de la liturgia hispano- mozárabe
Lects. bíblicas de la Misa: Éx 12, 1-8, 11-14; Sal 115, 12-13. 15-16. 17-18; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13, 1-15